jueves, 14 de abril de 2011

“El minero es machista, vive al día y no piensa en ahorrar”

Reportaje n.5 Bolivia 14-04-11

Emilio Alave, el magnate boliviano de Potosi

MJ.Vargas

A simple vista podría parecer un humilde trabajador, pero lo cierto es que su fortuna está valorada en más de 8 millones de dólares en un país donde la mayoría de la población, vive por debajo del umbral de la pobreza con apenas un dólar al día. Quienes le conocen bien aseguran que el propio Evo Morales, a quien a día de hoy le une una gran amistad, contactó con él para que fuese su mediador con el sector minero, un importante grupo con el que al gobierno no le interesa tener confrontaciones. Cuentan incluso que por la buena relación que mantienen, el presidente le ha extendido un reconocimiento que le concede ciertos privilegios como ciudadano. Alave prefiere mirar a otro lado, cuando le preguntamos sobre esto, aunque su sonrisa le delata.

El prefiere ser un tipo sencillo, dice, un hombre que a pesar de su riqueza sabe bien de donde viene. “No se me olvida que empecé a trabajar como minero a los 10 años, ahora tengo 49 no crea que hace mucho que lo dejé, he pasado por épocas muy malas, incluso en las que tenía apenas para vestirme y comer no más, afortunadamente mi suerte cambió a bien, digamos que en el año 94. Ahí comencé a ganar mucha plata y he sabido reinvertir las ganancias en otros negocios, es lo único que me diferencia de otros mineros”, dice con un tono que ciertamente le hace parecer un hombre sencillo.

A sus 49 años, es propietario de un equipo de fútbol, en el que está invirtiendo mucho dinero para verlo subir a primera, tiene varias empresas de refinado de material y plásticos, es dueño de un balneario, posee varias residencias, es socio inversor en muy distintos negocios, entre ellos de transporte,  y cuenta para sus viajes con cuatro coches de alta gama que usa indistintamente en función del trayecto que va a realizar. Aún así, por su apariencia, a primera vista, nadie juraría que posee uno de los capitales económicos más importantes del país.

A pesar de ello dice que ha vivido lo que es ser pobre y que lo discriminen por ser minero. “Llegue a pedir la mano de mi primer amor, con quien tuve un hijo, hasta en tres ocasiones distintas y nos corrían a la calle a mi y a mi mamá, era huérfano, porque decían que un minero no le podía dar un buen futuro a la mujer”. Así, a lo largo de su vida, Emilio ha sido padre de 7 hijos, de tres mujeres distintas, “a todos ellos los he reconocido, porque el hombre tienen que cumplir con lo que hace, casarme sólo me he casado con la última, y a todos mis hijos intento ayudarles, en todo, les digo que sigan mis consejos y que aprovechen el colchón que yo les ofrezco, no todos los jóvenes tienen la suerte de contar con un padre que pueda respaldarlos”.

Alcohol y prostitución

Cuando le preguntamos el por qué de tantos hijos, Alave, contesta diciendo que aunque el cree que tiene una mentalidad “más moderna” el hombre minero es “bien machista y mujeriego, así como la mayoría de nosotros venimos del campo, de la naturaleza, nos gusta la cosa natural”, de está forma explica la falta de prevención y la ausencia del uso de anticonceptivos en el mudo de la mina. “Hay compañeros que se niegan a que su mujer tome píldoras o cualquier otra cosa, porque dicen que así no pueden estar seguros de que la mujer les sea fiel, son hombres de pensamiento muy dominante”.

Emilio sabe bien lo que es vivir inmerso en la soledad de la mina, “a mis 16 años entraba en la mina por la noche, cuando menos tráfico de vagones hay, y salía casi a las 48 horas, ni comía, ni dormía, sólo pijchaba coca en esas horas. Ése es el principal problema del hombre minero la falta de alimentación y de sueño, el hombre en la mina se aísla mucho y cuando sale y recibe su sueldo es para gastarlo, el minero vive al día, no piensa en ahorrar”.

Según este empresario, el jornal diario de un minero puede estar en los 90 dólares, “ en la mina desde hace unos años, se está volviendo a ganar mucha plata el problema es que cobran, y gastan todo o casi todo en tragos y en mujeres, sobre todo los que vienen a trabajar del campo por temporadas, los casados dan la mitad del sueldo a la esposa para comer y el resto es para ellos, aunque a veces el sueldo ni llega a la casa, es una pena”.

La cooperativa que regenta, Compotosi, está intentando desarrollar desde hace algunos años actividades deportivas fuera de la mina para que estos hombres tengan unos hábitos de vida más saludables, “tenemos una emisora de radio, alguna comida de grupo y hacemos partidos de futbol”. Unos encuentros en los que, por cierto, se le puede ver sudando la camiseta de su equipo, ataviado con un rolex de oro valorado en más de 49.000 dólares con el que sale al campo. Alave es un apasionado de los anillos, relojes y esclavas de oro.

Sin límites, ni reglas

De que en las minas trabajan a diario niños, no cabe ya a nadie la menor duda.  Tampoco es una realidad que el empresario quiera esconder, “aquí no existe límite de edad, ni para empezar ni para morir, solo existe la necesidad, míreme a mi, yo empecé a los diez años y no es un trabajo que recomiende a nadie, pero se gana mucha plata y aquí lo que hace falta es dinero para poder vivir”.

Aferrado a fuertes creencias religiosas, este multimillonario asegura que para triunfar en la vida hay que tener fe. “Yo considero que he tenido suerte al reinvertir mi dinero en otros negocios pero eso no hubiese sido posible si cuando escarbaba en la mina, sin herramientas y con mis propias manos, no le hubiese pedido al Tío Jorge -(divinidad diabólica a la que los mineros adoran)- que cambiase mi suerte. Fíjese, sigo teniendo los mismos sueños de siempre, ni siquiera conozco Europa, y me gusta viajar, sólo quiero que mis hijos me escuchen, hagan caso de lo que les digo y sepan sacar adelante todo lo que yo he trabajado, cuando ya no esté”.

Varias llamadas de teléfono que Emilio deja sin contestar, aunque se le ve nervioso, indican que no hay más tiempo para preguntas. Aunque eso sí, Alave no deja pasar por alto la oportunidad de despedirse como un hombre importante, “ya sabe si necesita algo mientras que esté en Bolivia o tiene algún problema, llámeme”. Todo un guiño por su parte, si tenemos en cuenta que sus influyentes contactos están repartidos por todo el país y, también por qué no, un agradecimiento a la paciencia  que tuvimos esperándolo durante más de dos horas, a que acabase su partido de futbol, para poder realizar esta entrevista. 

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