lunes, 31 de enero de 2011

2. La fiesta boliviana de las miniaturas

Reportaje n.2 Bolivia 31-01-11


‘Las Alasitas’, una forma única de comprar los sueños


MJ.Vargas

¿Es posible comprar un sueño? Más de una vez habrá pensado en ser rico, en tener amor, o simplemente en hacerse con ese bien material que tanto desea: casas, coches, tecnología de última hora. En Bolivia puede ser posible si encuentra la miniatura artesanal que represente sus sueños y la ofrece al dios de la abundancia y la prosperidad, el Ekeko.

La adoración al Ekeko es una costumbre ancestral de origen precolombino que se festeja en toda Bolivia, de hecho sus orígenes se remontan 200 a.c y su prestigio es tal que la celebración se ha extendido a países vecinos como Perú, Argentina y Chile aunque su sede tradicional se encuentra en la ciudad de La Paz.

La fe en las Alasitas es tal que el 24 de enero, día de su inauguración, es el propio presidente del país, Evo Morales, quien se encarga de dar el pistoletazo de salida a la feria. Como curiosidad, al año pasado, las autoridades de La Paz regalaron a Evo, una gallina de yeso, como símbolo del deseo de que el presidente pudiese encontrar esposa. La suerte no ha parecido sonreírle en este sentido, por lo que este año, dada la coyuntura social y económica que atraviesa el estado han optado por una vasija de plata, repleta de monedas e industrias que simbolizan la petición de bienestar y riqueza económica para el país.

Los puestos de las Alasitas son un escaparate que refleja a la perfección las necesidades de la población, en ellos puedes encontrar prácticamente de todo. Por eso uno de los detalles que profesionalmente me han resultado más llamativos son las creaciones de mini periódicos de tirada exclusiva durante los días de feria. No superan las dimensiones de un blog de notas y tienen como finalidad mofarse de los personajes políticos y públicos del país mostrando a la sociedad de forma irónica realidades sociales de las que durante el resto del año sería imposible informar en ese tono. No obstante, esta práctica comenzó hace relativamente poco y según comenta Elena Salgado, comerciante de uno de estos puestos de miniaturas desde hace más de 17 años, “lo más habitual entre los jóvenes es la compra del gallo o la gallina que simbolizan la pareja; entre la gente de mediana edad las miniaturas de billetes que los tenemos en euros, dólares o bolivianos, también maletas y visados para viajar a lugares como España, en busca de prosperidad; las amas de casa compran mucho cestas repletas de comida, para que no falten los alimentos en el hogar y la gente mayor suele pedir figuritas de casas, ya que hay muchos que no tienen hogar”.

En la feria se realizan también "matrimonios en miniatura" con su correspondiente acta, anillos y brindis nupcial, a la vez que pueden conseguirse certificados de divorcio, títulos universitarios y licencias de conducir. Todos ello con la intención de que el sueño tome forma a lo largo del año.
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Para que estos deseos se hagan realidad no basta con escenificarlos o adquirir las figurillas que los representan, sino que lo más importante es ponerlos en manos de un yatiri, un adivino aymara, que realiza el sahumerio del objeto, ritual mediante el cuál se ofrece al Ekeko aquello queremos conseguir.

Por otra parte, los más espirituales suelen también recurrir a los yatiris antes de comparar su alasita, con la intención de adelantarse a las necesidades que les puedan surgir a lo largo del año. Gracias a la lectura de los yatiris sobre su futuro, mediante el arte adivinatorio del plomo, según rige la tradición indígena, se aconseja al visitante sobre aquello que sería conveniente adquirir para salvar problemas futuros.

Si bien es cierto, muchos creyentes acuden después a la catedral para que su figura sea bendecida por el rito católico, ya que hay que tener en cuenta que aunque esta celebración es de origen precolombina las alacitas han convivido a la perfección con culturas posteriores, a pesar de los intentos de los colonizadores españoles por acabar con estos rituales mágicos. La prueba más evidente de que esta es una de las tradiciones más arraigadas del país, es que ha perdurado durante siglos y cada vez son más los bolivianos y turistas que buscan ilusionados la compra de sus sueños, esperando que se conviertan en realidad en el transcurso de un año.

2 comentarios:

  1. Una civilizacion tan antigua, aun llena de supersticiones y magias a medio hacer, se merece mi credibilidad. Todo el mundo deberia tener un mercadillo de Alasitas.....es mas barato que la loteria!

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  2. Una compra de sueños es una busqueda de necesidades, pero lo sueños son tan gratis como estas por lo que brinda a muchas personas un halo de esperanza...quizas muchas veces en el "primer mundo" debiesemos de regalar sueños en pos de hacer una sociedad mas cercana y humana...
    Maravilloso mariquilla,...como siempre

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